Historia

Como resultado de la rápida evolución del país, en la segunda mitad del siglo XIX y a partir del conocimiento adquirido en Europa sobre los usos del Cemento Portland, se importó este material para las obras en desarrollo, y fue en 1872 que se realizó el primer intento de fabricación.

Fue el Señor N. Furth quien instaló una fábrica de lo que se denominaba “Tierra Romana”, en las barrancas del Río Paraná, próximas a la ciudad de Rosario, empleando la tosca y tosquilla o sea margas, de las barrancas del río. Este primer ensayo fue abandonado sin trascendencia, no se sabe si por falta de calidad o por dificultades de comercialización.

La segunda prueba, fue realizada por el Estado, a través de la Dirección de Aguas Corrientes, Cloacas y Adoquinado, encargándose al Ingeniero inglés J. F. Bateman, el proyecto y construcción de una fábrica de cemento.

La fábrica se construyó en Barracas y los materiales empleados como materia prima fueron piedra calcárea de Queguay y arcilla de Ensenada. Técnicamente, la instalación de la fábrica en esa zona adolecía de fallas de ubicación. A esta dificultad de organización y a otros conflictos, se debió que el cemento producido resultara más caro que el importado, lo que llevó a la clausura de la fábrica pese a que, por su calidad, el producto según referencias de la época, era superior al importado.

 En este sentido, en el Diario “Tribuna Nacional” de Enero de 1885, figura el siguiente comentario: “Conviene advertir que la experiencia del “cimento” argentino a pesar de la mala voluntad manifiesta contra él, dieron siempre, casi sin excepción, resultados ventajosos a su favor. Era mejor su calidad, mayor su resistencia, que la del “cimento” inglés, sólo que el costo resultaba un 20% más caro”. Los señores M. Puiggari y Luis Silveyra realizaron un estudio de este cemento, que figura citado en la publicación de Marcial R. Candiotti en la Revista del Archivo de la Sociedad Científica Argentina -1876-.

Entre los años 1885 y 1890, en Córdoba, para la construcción de los diques San Roque y Mal Paso y su red de canales, los Ingenieros Bialet y Cassaffousth, instalaron una fábrica de cemento con 3 hornos tipo Teil, que llamaron “La Nueva Argentina”. Cumplida su función de proveer cemento para los diques, la fábrica fue paralizada. El Ing. Jorge Duclout, en un informe publicado en la revista “La Ingeniería” – T1, año 1887 bajo el título “Ensayo de las cales y cementos de Córdoba”, analiza las características de los cementos producidos por esa fábrica, cuyos análisis químicos fueron hechos por el Dr. Kyle.

Al mismo tiempo, en el año 1889, el Señor Nicolás Derossi comenzó un ensayo de fabricación en Tandil, empleando calcáreo de la zona. El estudio del producto logrado lo realizó el Dr. Anastasio Quiroga y se publicó bajo el título “Informe sobre el Cemento Argentino” que figura en los Anales de la Sociedad Científica Argentina -T. XXVIII. Tampoco esta fábrica subsistió.

Después de estos primeros intentos desbaratados, en parte por la resistencia local en aceptar productos de la industria nacional y también por una desleal competencia de los productos extranjeros, transcurrieron veinte años sin que se tuviera información de nuevos intentos de fabricación.

Fuente: www.afcp.org.ar

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